5 may 2010

MIsteriosa mente

De vez en cuando el ser humano me sorprende. Me sorprende su capacidad para no querer ver. Para no ser valiente y dejar que pasen los años siendo cobardes. Hoy he echado la mirada atrás. Y en ese recorrido me he encntrado contigo. No hay dolor, no hay tristeza ni añoranza. Sólo pena. Mucha pena. Y de esa pena, he vuelto a sacar la fuerza que me ha hecho llegar hasta el día de hoy. Y como no, d ser la persona que soy.
En ese recorrido, has aparecido también tú. Esta parada sí me genera diversos sentimientos. La que más, nostalgia. Nostalgia por lo que pudo ser y no fue. Y por ese "Y si...,qué hubiese ocurrido...? Preguntas de ese tipo, me siguen acompañando. Me gusta imaginarte feliz. Con la mirada perdida en el mar. O buscando alguna caracola. O mirando el horizonte. U observando la luna. Esa que también se ve por aquí. La misma que de vez en cuando me habla de ti. Y también me ha venido a la memoria esa niña que con su fortaleza me enseñó que no hay muro que no se pueda derribar. Y que con el miedo no se llega nunca a ser feliz. A ser libre. Que no hay mal al que no se le pueda regalar una hermosa sonrisa. Y que soñar es hermoso y necesario para el alma. Pero sin dejar nunca de andar con los pies.
Así que nunca debemos dejar que la cobardia, el miedo a lo que podrá pasar nos impida alcanzar el destino al que queramos llegar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario