17 oct 2010

Ese rincón...

Pocas cosas me relajan tanto como el susurro del mar. Pocas cosas me hacen sentir tan bien como ver las olas romper en los acantilados. Y pocos sitios me calman tanto como  ese rincón. Un rincón que de un tiempo a esta parte, guarda un hermoso trocito de mi vida. Un rincón custodiado por un hombre tan alto como inalcanzable.  Un rincón que ay dios! si hablara.
Hoy lo volví a visitar acompañada por mi hijo. Y me gustó verlo atontado con el romper de las olas. Señalando a los pescadores mientras éstos, desafiaban  la ley de la gravedad.( a día de hoy, todavía no sé muy bien como llegan ahí). Y me hizo reir al ver como protestaba porque no se quería ir.   Y como era de esperar viniste a mi mente. Y me entretuve por un rato, recordando cosas que no voy a contar. Y entonces, fue cuando comprendi que aqui también hay un trocito de ti. Y mientras todo esto ocurría, los pescadores levantaron el anzuelo con una presa en ella. Y con ello lograron que el renacuajo se quisiera ir.  Y que yo dijera: ¡por fin!. Y escalón a escalón, fuímos dejando tan hermoso paisaje a nuestras espaldas, notando como el ruído de las okas ak chocar se iba confundiendo poco a poco con el silencio del lugar.

12 oct 2010

La felicidad y la libertad van cogidas de la mano.

La palabra libertad arrastra tantas cosas.
Tantas confusiones y certezas.
¿Quién es quién para quitarle la libertad a nadie?
¿quién es quién para cuestionar la libertad de nadie?
Y estoy convencida, que mientras has estado leyendo estas líneas, has pensado en esas personas que están presas. Que no tienen libertad de movimiento. Y yo te pregunto, ¿qué pasa con aquellas que no pueden ser como quieren? ¿qué no pueden pensar lo que quieren? ¿ni decir lo que sienten?
¿Son más libres estas personas que las que están en cárceles? Para mi no. Para mi tanto unos como otros son los mismos pájaros encerrados en diferentes jaulas.

Alguna que otra vez, he escuchado algo parecido a: “me gustaría ver la vida como tu la ves” o” es que tú no te complicas la vida”o “es que tú no te las callas” o.... Ala primera frase diría que no sé como la veo yo. Lo que si sé, es que el ser humano por naturaleza, se ahoga en sus propios miedos. En sus propios prejuicios. Y se le va la vida buscando las tres patas al gato. En este lapsus de años, he podido comprobar que los gatos tienen siete vidas, pero no tres patas... tienen cuatro y no hay más vuelta de hoja. Las cosas son como son. Y vienen como vienen. Y hay que aceptarlas como son, para resolverlas tal y como vienen. A la segunda frase, diría que “pa´qué”! ¿En que me va a beneficiar complicarme la existencia? Que dices tú, que eso es un burro volando...pues vale...un burro volando..aunque yo siga viendo un roplano (aeroplano)...¿ Por qué estar peleándonos si es un burro o un roplano?. Y a la tercera frase directamente digo que no. No me las callo porque no me da la gana. Como dice la canción:” si nos dieron una boca no va a ser para callarnos”. Si no hablamos lo que nos ocurre, lo que nos gusta y lo que no, ¿cómo vamos a esperar que lo sepa la otra persona? Y así es como comienzan las tiranteces en las relaciones humanas. Que hay algo que no te gusta, que te incomoda o no soportas...suéltalo! Que hay algo que te gusta, encanta, idolatra, suéltalo también. ¿Para qué guardarlo?. Si al final lo único que vas a conseguir es que la pelota sea tan grande que no te deje ver las cosas con claridad. Tanto en lo bueno como en lo malo hay que hablar. Que el miedo no te atrape y te impida ser feliz. Esa debería ser la meta de todos y cada uno de nosotros. Pero el ritmo de la vida nos lleva a una velocidad caótica. Donde no hay tiempo para sentir. Para disfrutar por el mero hecho de disfrutar. En resumen, para sentirte libre. No digas esto que puede pensar aquello. No hagas lo otro que pueden pensar mal. Eso no está bien hecho, ¿no ves que van a pensar que eres raro? ¿Por qué? Que piensen lo que quieran, cuando quieran y como quieran. Tú prioridad es ser feliz, sin hacer daño a nadie, pero feliz. A tu manera, pero feliz.¿Que más da lo que piensen los demás? ¿Dónde está tú libertad? ¿Cuántas veces le has dicho a alguien te quiero o te echo de menos, o le has dado un abrazo, o un beso, por el mero hecho de que así lo sientes en ese momento? Esa es la falta de libertad a la que yo me refiero. No somos como realmente queremos ser. Nos dejamos llevar por el que pensaran. Por el “y si...”. Este “y si...” cierra puertas. La inseguridad cierra puertas. El miedo cierra puertas. ¿teniendo la oportunidad de mantenerlas abiertas, porqué las vas a dejar cerrar? Y eso mismo es lo que estoy haciendo ahora. Expresar lo que estoy viendo que no me está gustando. A mi alrededor estoy viendo inseguridad. Amigos anclados en el pasado y dejando pasar el tren del tiempo presente. Y ese tren no vuelve más... el tren de las oportunidades pasa una vez por tu estación. Y con suerte, puede que pase dos, pero no más... No conozco un tren que haya pasado tres veces por mi estación y con los dedos de una mano las veces que hacen dos... por eso no podemos dejar que “y si...” nos visite, ni siquiera que se siente a nuestro lado. Porque a lo mejor, en ese lapsus de tiempo, tu tren de las oportunidades despegó. Así que a ser feliz...Muy feliz.